Acotaciones a
EL NACIMIENTO DE LA TRAGEDIA [1]
I.
En la primera parte propone como el pensamiento puede instalarse de dos
maneras frente a la investigación:
1) Como un pensamiento
que investiga porque se asume desde la intelección lógica
2) Como un pensar que
reconoce la seguridad inmediata de la intuición.
Arte ligado a la duplicidad de lo apolíneo y lo dionisiaco. En este
juego de interacción propone N. como se presenta continuamente el arte. En
ellos están en pugna constante fuerzas que se separan y se juntan.
El mundo del arte aparece oculto
en los nombres de los dioses griegos, en la imaginación que crea el mundo
mágico de la realidad unida a su fin divino. En ella habitan los
comportamientos para las doctrinas secretas, y no de forma conceptual, sino en
las figuras del mundo que esos dioses concentran. N. Primero separa el mundo de
las cosas hechas, en donde aparece con fuerza el mundo del escultor en el campo
apolíneo, y en el mundo de las cosas imaginadas en donde propone el arte de la
música con la cual inscribe el mundo Dionisiaco. La lectura de esos dos dioses
se hace desde lo que llama en este sentido intuición,
que es la intuición en N?, hasta ahora, es la imagen que le permite separar el
mundo sensible que propone cada dios en su diferencia con respecto al otro. La
intuición como pieza para mover la interpretación entre acontecimientos
imaginativos similares. (Tendencia hacia). En el desplazamiento de las ideas
entre aquello que aparece como semejante, se producen movimientos de imágenes
que obligan a interpretar acontecimientos que proponen los dioses, que, sin
decirse están en nuestra interioridad como presupuestos, como aquello imaginado
en la cotidianidad, en ello todo acto es acontecimiento que se prende como
acción.
Retomando la idea de N. respecto a esos dos momentos en que la intuición
recorre el pensamiento y la acción, aparece entonces el mundo de lo hecho y el
mundo de lo imaginado que se extienden en sus diálogos sólo a partir del mundo
del arte. Se puede nombrar arte porque se confrontan las intuiciones que pugnan
o se acentúan como repetidas en la relación acción e imaginación, y desde la
perspectiva del texto entre lo que se hace y lo que se piensa. Siendo muy
diferentes a la construcción propuesta por N. me aventuro a interpretar como
acción para tender relaciones entre el escultor, como el que hace y el músico
como el que piensa, pero me parece más cercano como el que imagina porque el
sonido del poeta está en la acción que imagina el mundo desde el pensamiento.
Estas dos fuerzas que aparecen siempre en contrastes, en el pensamiento de N.
se configuran en unidad sólo por la metafísica del pensamiento Helénico. Cómo
encuentran unidad? sólo por un acto de voluntad, calificado por N. como acto
metafísico. Quiere decir, en mi modo de leerlo que, la voluntad de una
comunidad emerge en la metafísica que la configura como acto de unión,
(relaciones mito y metafísica: José Luis Pardo) en ella subyacen los nexos que
le permiten transitar sensiblemente sus artes. En ellas se conjugan las fuerzas
que siempre en pugna concentran la apariencia de unidad que las sumerge en
obra, para el caso griego es la aparición de la tragedia como el encuentro de
dos intuiciones colectivas de la fuerza de los acontecimientos que provocan dos
dioses.
Aparece así la primera relación de experiencias ligadas a cada Dios:
Para N. son dos mundos artísticos: Sueño y embriaguez. Y… que es un mundo
artístico? Será aquel ligado a la experiencia que hace emerger las intuiciones
de unidad respecto a lo irreconciliable? Y por lo tanto sólo en apariencia? El
sueño es lugar, por lo tanto el sueño es un espacio en donde aparecen las
imágenes de los dioses, el sueño es también el momento de concepción de formas
que sobrepasan la escala humana, es decir es el espacio en donde lo cotidiano
no es medida del comportamiento ni del tamaño de las cosas, el sueño es un
espacio humano intuido a escala inhumana. Al poeta que lo toca interpretar el
sueño le corresponde enfrentarse a la escala inhumana de los humanos para estar
en la ilusión mas verdadera de todas que es el sueño. N. introduce la palabra verdad:
el sueño se confronta con la verdad porque hace del poeta al hombre que es
capaz de interpretar lo inhumano, llevando la ilusión al único espacio en donde
no es ajeno: el sueño.
Esta aproximación al sueño es también un acercamiento al momento en que
se plantea, la bella
apariencia de los mundos oníricos, momento que subyace a la
condición de todo lo humano, porque es en ellos
en donde N. define que es ser artista: Todo ser lo es cuando produce sus
propios mundos oníricos, cuando puede transitar con placer sus propias
ilusiones, en ellas se exige una elaboración inhumana del espacio para
imaginar, con la apariencia del sueño, que circula en la figuración del pensamiento
que se tiende en el arte. Gozamos con la
comprensión inmediata de la figura, todas las formas nos hablan, no existe nada
indiferente ni innecesario. La
belleza está en relación, al gozo, y es con él que elaboramos la idea de lo
bella apariencia como el sentimiento que nos contiene, y sabe que es
apariencia. Y es a partir de ella que elaboramos la experiencia de arte para
todo momento narrativo de la imaginación.
N. llega a plantearnos el problema de la experiencia de lo real: lo real de la existencia, igualmente
como apariencia, porque en lo que de ella imaginamos también están lo momentos
que la contienen, no existe un mundo esencial de las cosas como algo oculto,
están los momentos del pensamiento que sitúan las experiencias de la cotidianidad
como signos, es decir como sueños sujetos a ser interpretados, es esta la
perspectiva que lo sitúa frente a Shopenhauer, para describir el signo de la
aptitud filosófica, incluso en la forma como el filósofo es capaz de ver las
cosas como fantasmas o imágenes oníricas. Pero el artista, aquel que transita
sus imágenes en la escala del sueño, no siendo diferente del filósofo, teje con
la realidad del sueño, (imaginativo) sus interpretaciones de la vida. No se
sitúa en la identidad mimética del signo que permite recorrer los fantasmas de
la realidad, sino que los contempla con minuciosidad sin nombrarlos,
habitándolos, para ejercitarse en técnicas para vivir y cuestionando y
construyendo el gusto.
En aquella observación minuciosa le vale la vida para lo triste, lo
serio, lo oscuro, lo tenebroso, los obstáculo súbitos, las bromas, el azar, la
espera, le dicha y el infierno. Porque su observación situada en el espacio del
sueño, en donde es posible transitar sólo con el dispositivo de la imaginación,
los escenarios (escala inhumana de sueño del poeta) desfilan las sombras en las
que también se vive. La apariencia nos hace humanos porque nos permite el sueño
que se configura en el deseo.
II.
NIETZSCHE,
Friedrich, El nacimiento de la tragedia
Vol 456, Séptima Edición ed, Barcelona,
1984.
[1] NIETZSCHE,
Friedrich, El nacimiento de la tragedia
Vol 456, Séptima Edición ed, Barcelona,
1984.
No hay comentarios:
Publicar un comentario