Mucho es lo que habremos ganado para la ciencia estética cuando hayamos llegado no sólo a la intelección lógica, sino a la seguridad inmediata de la intuición de que el desarrollo del arte está ligado a la duplicidad de lo apolíneo y lo dionisíaco: De modo similar a como la generación depende de la dualidad de los sexos, entre los cuales la lucha es constante y la reconciliación se efectúa sólo periódicamente. Esos nombres se los tomamos en préstamo a los griegos, los cuales hacen perceptible al hombre inteligente, las profundas doctrinas secretas de su visión del arte no conciernen con conceptos, sino con las figuras incisivamente claras del mundo de sus dioses. Con sus dos divinidades artísticas, Apolo y Dionisio, se enlaza nuestro conocimiento de que el mundo griego subsiste una antítesis enorme en cuanto a origen y metas entre el escultor, arte apolíneo y el arte no escultórico. esos dos instintos tan diferentes marchan uno al lado del otro, casi siempre en abierta discordia entre sí y excitándose mutuamente a dar a luz frutos nuevos y cada vez más vigorosos, para perpetuar en ellos la lucha de aquella antítesis, sobre la cual sólo en apariencia tiende un puente la común palabra “arte”: hasta que, finalmente, por un milagroso acto metafísico de la “voluntad” helénica, se muestran apareados entre sí, y en ese apareamiento acaban engendrando la obra de arte a la vez dionisíaca y apolíneo de la tragedia ática. [que es por tanto dionisíaca en la misma medida que es apolínea].
1. Ampliar Una caracterización de Apolo y una de Dionisio.
2. Interpretar la relación Instinto y creación a partir de las acciones de un dios.
3. Como la experiencia mítica esta enlazada con los preceptos de una divinidad.
4. El límite de la imaginación humana atraviesa puentes hacia la persecución de los divino.
5. Proponer lecturas del arte como un acto de la voluntad.
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