Para allegar a nuestro alcance la pulsión apolínea y la dionisiaca separemos primero en nuestra imaginación dos mundos impulsores de nuestra voluntad (arte): 1 los sueños y 2 la embriaguez; en cada uno de ellos como fenómenos fisiológicos se puede notar una antítesis que se corresponde con la existente entre lo apolíneo y lo dionisíaco. En los sueños se presentaron según la versión de Lucrecio, las magnificas figuras de los dioses ante las almas de los hombres, en los sueños veía el gran escultor la fascinante construcción de los cuerpos de seres sobrehumanos, y el poeta helénico, interrogado acerca de los secretos de la procreación poética, también habría hecho alusión a los sueños y habría dado una instrucción similar a la que da Hans Sachs hace en el poema de Los maestros cantores:
Amigo mío, ésta es justamente la obra del poeta,
observar e interpretar sus sueño.
Creedme, la ilusión más verdadera del hombre
se le ofrece en los sueños;
Todo arte poético y toda poesía
Como llega a ser la acción de un Dios una pulsión humana?
Cuando el arte es producto de la voluntad de imaginar?
La verdad de la ilusión emerge en la palabra del poeta?
Es la ilusión una pulsión divina que transforma la voluntad?
Como se observa un sueño?, esta tejida esta experiencia a una pulsión?
no es sino interpretación de sueños verdaderos.
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